ESTA HISTORIA TIENE SPOILERS DEL FINAL DE NEVADAS DE MEDIANOCHE, ANOCHECER Y ESCUELA DE HÍBRIDOS ASÍ QUE NO LEAN SI NO QUIEREN SABER EL FINAL DE ESTAS HISTORIAS:D
La persecución se estaba volviendo cada vez más y más
agitada, ella podía sentir a James seguirla un par de metros atrás, pero sabía
que si quería alcanzar al blanco tendría que acelerar, lo que significaba que
iba a dejar a James atrás.
—¡James!— ella le grito sin apartar la mirada del
mitad hechicero, mitad demonio, que había atacado el campus días atrás— ¡voy a
acelerar!
Él miro su figura comenzar a ser envueltas por las
llamas azules de sus alas, hasta que su verdadera forma surgió, la forma que él
tanto amaba, su preciosa llamarada azul, constante en su vida— ¡Anya no!— él le
grito al pensar en el peligro en el que ella estaría si se apartaba de él… pero
Anya lo ignoro— Rayos— maldijo él mientras aceleraba su vuelo, algunas veces
detestaba lo obstinada que podía ser su novia.
Anya escucho a lo lejos la advertencia de James,
pero no se detuvo, se estaba acercando a buena velocidad al atacante del campus
y no pensaba perder la oportunidad de atraparlo.
Desde esta distancia ella podía vislumbrar el
cabello negro y la piel morena del mitad hechicero, mitad demonio, que se había
dado a la fuga luego de haber destruido la barrera mágica del campus, James,
quien era ahora el director del campus mientras sus padres viajaban por todo el
mundo conociendo a nuevos híbridos, había disparado la alerta roja, había
enviado a todos los mitad hechiceros a reparar la barrera mágica y a la nueva
generación de pilares a proteger el campus mientras ellos intentaban atrapar al
atacante.
—¡Detente!— su voz sonó distorsionada bajo su cuerpo
de llamaradas, el aludido la volteo a ver y cuando la miro cubierta en llamas,
grito y comenzó a recitar un hechizo rápidamente.
Anya, quien no se había percatado que su objetivo
estaba convocando magia, se tiro contra él con todo su cuerpo y cuando hicieron
contacto en el aire un circulo oscuro apareció , tragando al mitad
hechicero, mitad demonio y después, y en contra de su voluntad, a Anya dentro
del abismo oscuro.
Estaba nevando afuera de aquella enorme y cómoda
casa, los copos de nieve caían de a poco en la noche.
—Nevadas de medianoche— dijo Nate mientras aparecía
detrás de ella y la abrazaba, Luna se derritió en los brazos de su esposo, tal
y como siempre hacia.
—¿Cómo están?— le pregunto ella sobre sus gemelos,
eran niños traviesos, difíciles de dormir.
—Dormidos, al fin— dijo él mientras la soltaba y
miraba hacia la ventana que ella había estado observando durante los últimos
diez minutos— ¿Qué ocurre?
— Siento que algo va a pasar— ella le contesto
rápidamente mientras lo volteaba a ver, aun dándole la espalda a la ventana
podía sentir aquella aura helada, oscura y desconocida colándose por la
ventana.
—¿A qué te refieres?— me pregunto él mientras
fruncía el ceño.
— A nada— dijo ella mientras le restaba importancia
a la desagradable sensación que sentía crecer dentro de su pecho.
Una idea se comenzó a colar en su mente, al final la
puso en práctica— saldré al establo a ver como esta Beth— ella le estaba
mintiendo a su esposo, después de todo, sabía que la yegua estaba bien protegida
en su establo, ella solo quería salir a ver de qué se trataba este
presentimiento.
—Está bien, pero no tardes mucho— dijo él mientras
la soltaba.
—No lo hare— mintió por segunda vez, aunque esta vez
ella no sabía que lo estaba haciendo.
Lo primero que sintió fue el cambio brusco de su
visión. Normalmente esta era clara y definida pero ahora no podía ver lo que
tenía por delante, lo único que veía era blanco, una perfecta y uniforme capa
blanca que se cernía sobre sus llamas azuladas.
—«Nieve»— razono
ella luego de unos segundos de vuelo, ya había perdido de vista a su objetivo y
se estaba comenzando a frustrar luego de no encontrarlo.
Ella estaba tan concentrada intentando buscar al
mitad hechicero, mitad demonio que cuando el suelo se cernió sobre ella, no
hubo manera de detener el impacto, después de todo no se había dado cuenta que
había estado volando en picada por los últimos minutos.
La nieve la engullo de pies a cabeza, el dolor y la
sorpresa hicieron que su verdadera forma desapareciera, dejándola con una
camiseta negra y vaqueros que no la protegían para nada del frio.
—¡Rayos!— maldijo ella, mientras lanzaba sus poderes
hacia afuera, derritiendo la nieve que la rodeaba y calentándola, todo en el
mismo movimiento—¿Dónde estoy?— dijo mientras la nieve volvía a caer sobre
ella, volteo a ver a todos lados pero no podía ver nada más que una capa blanca
a su alrededor.
Para evitar que el frio se volviera a colar a sus
huesos, comenzó a respirar profundamente, formando una fina capa de fuego azul
alrededor de su cuerpo, las llamas le comenzaban a estabilizar la temperatura
cuando una figura apareció frente a ella.
Era una muchacha, se veía ligeramente mayor que
ella, tal vez unos diecisiete años, de preciosa cabellera café ondulada y
penetrantes ojos negros, que bajo la oscuridad de la noche, se veían casi como
parte de las sombras.
—¿Quién eres? Y ¿Qué haces aquí?— Anya se sorprendió
por la voz firme de la muchacha y se amedrento aun mas cuando ella le espeto—
no hueles como un humano ¿Qué eres?
—«Si puede
oler que no soy humano es porque ella también es un híbrido, o peor aún, un
sangre pura…¿será que el mitad hechicero, mitad demonio la había atraído a la
guarida de sus aleados?»— pensó Anya alarmada.
—Contesta— le espeto la chavala mientras se tiraba
sobre ella a una velocidad desorbitante y la intentaba agarrar del cuello.
Anya reacciono casi al instante, llamando a su
verdadera forma en pocos segundos, sus llamaradas casi rozaron la mano de su
atacante que retrocedió aterrada ante las flamas de su cuerpo, un gruñido
saliendo de su garganta.
—¿Qué eres tú?— ahora era ella quien tenía la
ventaja para hacer preguntas.
—Un vampiro— le contesto la muchacha que seguía
agazapada, fuera del alcance de sus llamas… le tenía miedo al fuego.
—Eso es imposible— Anya ya había visto a otros
vampiros fuera del campus y eran unos salvajes que solo vivían para tomar
sangre.
—No, no lo es— dijo ella mientras enseñaba sus
colmillos, eran fascinantes pero aterradores.
—¿Acaso esto es una trampa de ese híbrido del
demonio? Porque si lo es, te juro que te mato— amenazo Anya a la vampiresa.
—No sé de qué estás hablando, solo te interrogue
porque no entendía que hacías en mi propiedad— la vampiresa espeto,
enderezándose y hasta cierto punto intimidando nuevamente a Anya.
—¿Tu propiedad?— Anya no entendía lo que ella le
intentaba decir.
—Mira, esta tierra que estas pisando es parte de mi
hogar, por eso es que te ataque al principio— Anya mantuvo la mirada oscura de
la vampira y no vio rastro de mentira, así que retrajo su verdadera forma,
dejando solo su apariencia humana en el exterior.
—Lo lamento— se disculpo la híbrido— la verdad es
que no se conocen muchos sangres puras del exterior que sean buenos— Anya
extendió su mano hacia la chica —¿porque no comenzamos de nuevo? Mi nombre es
Anya Cortsen, soy una Luxbris, mejor conocidos como mitad ángel, mitad demonio,
vengo desde el campus de híbridos de Pensilvania, que no debe estar muy lejos,
en persecución de un mitad hechicero mitad demonio que lo ataco.
Luna quedo viendo la mano extendida de la chica de
cabellera café y profundos ojos azules por unos segundos, no entendía nada de
lo que le acababa de decir la chica pero aun así le estrecho la mano y hablo
quedamente— mi nombre es Luna Elizabeth Gray de Fellon, soy una vampira y por
cierto, no estamos cerca de Pensilvania, estamos en Ottawa, Canadá— los ojos de
Anya se desorbitaron mientras la veía fijamente y no soltaba su mano.
—Pero eso es imposible— comenzó a decir ella pero
poco después una chispa de reconocimiento paso por su rostro— ¡No puede ser,
ese desgraciado me teletransporto a otro lugar!
La batalla que se había engarzado en la fiesta, era
ya en si un desorden, luces quebrándose,
golpes dándose en medio del aire y Sebastien tirándose contra la figura que hace
unos minutos había estado bailando con ella.
Ahora Aimee se encontraba en medio de un callejón
oscuro de Venecia, con el corazón en la garganta mientras corría fuera del
lugar, tal y como Sebastien se lo había gritado.
—«Vuelve»— le
gritaba su mente pero ella seguía corriendo hasta ir a parar a una de las
tantas callejuelas que tenían un pequeño canal con hermosas góndolas flotando
sobre este.
Lentamente dejo de correr y acompaso su respiración,
camino lento y cansadamente hacia el desierto puente que conectaba con otra
calle pero cuando llego a la mitad de esta las lágrimas se comenzaron a
desparramar por su rostro, no entendía nada de lo que le había ocurrido.
No entendía que era Sebastien, no sabía porque
atacaba a la persona con la que bailaba… no entendía sus sentimientos.
Grito de la frustración mientras sus manos,
convertidas en puños, golpeaban el barandal del puente con todas sus fuerzas.
El sonido del impacto fue engullido por una
correntada de aire que paso volando el pelo de Aimee, ella se volteo hacia la
fuente del viento y se quedo helada mientras veía aparecer la figura de una
joven, de su edad, cabello café y ojos café, aparecer de la nada en la forma de
partículas blancas que se unían una a la otra para formar su figura.
—¡Cállate Gale!— espeto la dhampira mientras lo
miraba con su cara hecha un desastre, las lágrimas habían salido sin su
permiso, esas ni siquiera eran lágrimas de dolor, sino de rabia— yo te defendí
haya afuera, ellos me golpearon— dijo ella señalando la marca de sus brazos— y
tú no te atreviste a volver.
—Ya te dije que yo no necesito nadie que me ayude—él
le contesto de manera cortante, sus facciones tensas y enmarcada por la ira.
—¡Por lo menos pudiste agradecerme!— Lina no se
puede detener, las palabras fluyen mientras los demás dhampiros se detienen a
ver su pelea.
—¡Nunca te voy a agradecer, porque nunca te pedí tu
ayuda!— aquellas palabras la hirieron profundamente, aunque lo acababa de
conocer, Lina quería ganarse el respeto de Gale…quería ganarse el respeto de
todos.
Podía escuchar el llanto querer salir por su
garganta pero lo retuvo mientras las lágrimas caían silenciosas por su rostro,
para no perder la dignidad comenzó a caminar lejos de el chico que la acababa
de humillar en público, pero no había caminado mucho cuando un agujero negro
apareció en medio de la estancia.
El mitad hechicero, mitad demonio que se había dado
a la fuga, seguía saltando entre dimensiones pero nunca había pensado que
pudiera aparecer en un lugar con tantas personas después de saltar fuera de la
dimensión en la que nevaba.
Y ni en un millón de años se imagino impactar contra
una chica que tenía los ojos rojos de tanto llorar.
Choco contra la chica de lleno y para suavizar el
impacto y futuros problemas, abrió otro portal que lo succiono a los dos a otra
dimensión, a una dimensión con agua y piedras rusticas.
Las dimensiones parecían querer jugar a su favor.
Lina comenzó a caer, mientras escuchaba gritos y
para su sorpresa, la voz desesperada de Gale llamando su nombre mientras su
cuerpo se alejaba de aquel lugar y era tirado con suma fuerza sobre un piso de piedras cremas e irregulares.
Escucho un grito irrumpir en el ambiente
desconocido, ligeramente desorientada, levanto el rostro y miro como un borrón
pasaba empujando a una chica alta, de cabello negro y ojos grises, abiertos de
par en par por el empujón que la acababa de tirar contra el barandal del puente y
hacia el agua.
Sin pensarlo dos veces Lina se lanzo hacia adelante
atrapando a la chica por el brazo antes de que esta cayera en el agua del
canal que Lina reconocía solo por fotos… estaba en Venecia.
—Agárrate te voy a subir— le dijo Lina a la otra
chica mientras comenzaba a jalar hacia arriba, luego de un minutos las dos
muchachas estabas tiradas sobre el pequeño puente, respirando agitadamente por
lo que acababa de ocurrir.
—¿Estás bien?— le pregunto Lina a la chica que
acababa de salvar.
—Si, wow— dijo Aimee cuando le miro los ojos a su
salvadora, eran café demasiado claro,
era un color inusual.
Lina noto que Aimee la miraba fijamente y para
intentar distraerla la saludo rápidamente— Me llamo Lina Iver— extendió su mano
y Aimee la agarro.
—Aimee Olivero, gusto en conoce…— Aimee no había
terminado la frase cuando una ráfaga de viento volvió a irrumpir el puente, un
portal se abrió detrás de Lina y de este aparecieron dos figuras, una cubierta
ligeramente por un aura azulada y otra esbelta e imponente.
—Venecia… esto me trae recuerdos— dijo una de las
chicas que acababa de salir del portal, Lina las volteo a ver con el ceño
fruncido.
No entendía nada de lo que estaba pasando.
Luego de escuchar la explicación de Anya, Luna se
había sentido fascinada y aterrada al mismo tiempo, había sopesado la idea de
irse y dejarla sola pero esta situación le interesaba porque según lo que
escuchaba, el híbrido que Anya había estado persiguiendo era peligroso y eso
significaba peligro para sus hijos.
—Te ayudare a encontrarlo— le dijo la vampiresa a la
híbrida, que la vio con los ojos abiertos de par en par.
—¿Enserio? Porque sinceramente creí que para este
momento me creerías loca— le confesó Anya a lo cual Luna respondía con una
sonrisa.
— Yo también suelo sonar como una loca algunas veces
pero eso no significa que lo seas— las palabras de Luna hablaban con toda la
verdad, después de tantas cosas que había vivido y que podría contarle a cualquier
persona, se podría pensar fácilmente que estaba loca.
—Me caes bien— comento Anya, mientras sus manos se
llenaban sus manos de fuego azul, Luna retrocedió, aun no acostumbrada a los
poderes de la chica— no te asustes, no pienso herirte simplemente necesito
rastrear al híbrido.
Con eso dicho Luna observo como Anya estiraba su
mano derecha y lanzaba una llamarada azul que encendió la noche, la bola de
fuego voló en círculos una y otra vez hasta que se formar un agujero negro en
medio del campo, la nieve comenzó a ser absorbido por el portal mientras Luna
veía anonadada a Anya.
—Genial ¿Verdad?... y pensar que hace algunos años
no podía hacer este tipo de trucos— dijo Anya mientras se acercaba al portal—
dijiste que me iba a ayudar pero este portal parece conectar a otra dimensión
en donde seguramente esta el híbrido que ando buscando, no es necesario que
vengas, después de todo el híbrido ya se fue de esta dimensión.
—Quiero ir— dijo Luna mientras miraba el oscuro
agujero negro que era el portal a otra dimensión— quiero ver cómo termina esta
situación… pero tengo una pregunta antes de que vayamos.
—Pregunta lo que quieras— le respondió Anya.
—¿Me puedes regresar a esta dimensión después de que
termine nuestra pequeña aventura?— Anya le sonrió antes de agarrarla del brazo
y jalarla hacia el portal.
—Claro— Luna escucho antes de que la oscuridad la
engullera.
No le había dicho nada a nadie, pero en la noche,
cuando estaba completamente sola en su cuarto, Avika llamaba la magia hacia su
interior, jugaba con ella, la contraía y le esparcía por sus nervios en
intervalos, después de todo nadie le quería enseñar como utilizar magia así que
ella se vería forzada a aprender sola.
Le gustaba sentir la energía corriendo como
adrenalina por su cuerpo y en especial, le gustaba compactarla cerca de su
corazón, porque la magia tomaba calidez y una dulce sensación de este.
Con un último suspiro Avika dejo salir la magia como
fuente de calor, un calor que de la nada se volvió helado y críptico cuando
toco las paredes de su cuarto, aterrada Avika abrió los ojos para ver como su
magia se volvió oscuro, parecía que al no saber utilizarla, la magia estaba
tomando forma en vez de ser desperdiciada en el espacio.
Halos oscuros se despegaron de las paredes del
cuarto y se tiraron sobre la chica que grito mientras era engullida por su
propia magia.
Bradley, el mitad hechicero, mitad demonio, estaba
volando a toda velocidad lejos de aquel puente, acaba de sentir una ráfaga de
poder de híbrido cruzar el aire y estaba casi seguro que aquella presencia le pertenecía
la chica del campus.
Acelero, preocupado de que lo alcanzaran, pero en
medio vuelo un portal oscuro se abrió, gotas negras de magia descontrolada se esparció
en el aire mientras la figura de una muchacha de precioso pelo dorado caía a través
de este e impactaba con él mientras los dos gritaban por sus vidas.
Anya corría por las calles de Venecia buscando el
origen de aquellos gritos, Luna la seguía de cerca mientras las dos chicas que
se acababan de encontrar las seguían para ver qué era lo que pasaba, después de
todo Anya las había interrogado de manera rápida y cortante para saber el
paradero del híbrido.
En poco más de un minuto se encontraron en medio de
una gran plaza, de piso de piedra y enormes luminarias en cada esquina, la
multitud que había estado caminando por la plaza ahora se reunía en el centro
del lugar a donde un gran cráter se había creado entre las rocas.
Anya avanzo sin
pensarlo dos veces, aun en su forma humana comenzó a apartar a la multitud— ¡Apártense!— dijo
mientras irradiaba ondas de calor que incomodaba a los curiosos y abría su paso
a toda velocidad.
Y entonces lo vio, al híbrido tumbado bajo el cuerpo
de una chica de tez clara y pelo rubio, la chica se veía confundida y cansada
pero logro enfocar su mirada en la de Anya cuando el híbrido que tenia debajo
de ella comenzó a gritar—¡Quítate, quítate, apártate de una vez!— Anya aparto
su mirada de la chica y miro a la persona que había causado todo estos
problemas.
—¿Parece que te encontré?— le dijo Anya al híbrido
mientras las otras tres chicas que la habían estado persiguiendo se acercaron
mas al lugar del incidente.
—Nunca me atraparas— dijo él hibrido mientras
comenzaba a hablar a toda velocidad.
—¡NO!— grito Anya, sabiendo perfectamente que era lo
que estaba haciendo su enemigo, lastimosamente no pudo hacer nada cuando un
nuevo portal se formo bajo sus pies, tragándola a ella y a las chicas que se habían
unido a la persecución, en un hoyo negro que las llevo a un lugar más
tranquilo.
Vi a cada una de ellas golpearse contra el suelo, sonreí
al verlas, después de todo ellas eran parte de mi vida.
Vi a Anya maldecir mientras se levantaba y enfocaba
la mirada en el espacio blanco y sin forma en el que nos encontrábamos.
Avika siguió el ejemplo mientras Luna, Lina y Aimee
me volteaban a ver, yo levante una mano en forma de saludo.
—Hola— todas me miraron como si fuera un monstruo de
cinco cabezas con lava saliéndome de los ojos— Mucho tiempo sin verlas, Luna,
Aimee, Lina, no puedo decir lo mismo de Anya y Avika.
—¿Quién eres tú?— Anya pregunto mientras yo
chasqueaba mis dedos y materializaba una silla en pleno aire, lentamente camine
hacia esta, me senté y conteste a su pregunta.
—Andrea, aunque me pueden llamar Andy, escritora
desde que tengo memoria y creadora de cada una de ustedes— dije mientras
levantaba mis lentes que se resbalaban por el puente de mi nariz.
—¿Creadora?— espeto Luna, casi sofocada por lo que
acababa de decir.
—Si, en realidad Luna tú fuiste mi primera protagonista
de dos de mis historias, Nevadas de Medianoche y Anochecer, luego te siguió Aimee
con Last Love, historia que nunca termine igual que Notice Me, historia que
narra Carolina o Lina, como quieras llamarla, después siguió Anya con Escuela
de híbridos y por ultimo tenemos a Avika protagonista de La llave nórdica y la
mas “joven” de todas ustedes— dije mientras giraba en la silla, podía ver como
sus rostros procesaban lo que les acababa de decir, al final me sorprendió escuchar
que era Aimee la que hablaba.
—¿Estas intentando decir que somos personajes
ficticios de historias que tu creas?— su voz era casi un susurro, las demás chicas
la miraron de par en par, ninguna de ella quería escuchar aquella pregunta.
—Básicamente, por ejemplo, lo que acaban de vivir es
una historia, un one—shot para ser exactos, el mitad hechicero, mitad demonio solo
fue una conexión para traerlas aquí— dije mientras veía como las llamas comenzaban
a engullir a Anya, la ira se podía ver marcada en su rostro.
—¡¿Quieres decir que tu nos controlas?! Que nuestras
vidas no son nada más que una serie de eventos premeditados— podía ver como se
acercaba hacia mí pero no hice nada más que sonreír.
—No— le dije con firmeza, ella se detuvo a medio
camino— ustedes vinieron a mí, ustedes eligieron cual serian sus destinos en el
momento que entraron a mi mente, yo simplemente comunico sus historias, soy una
cuenta cuentos— las llamas dejaron el cuerpo de Anya mientras Lina tomaba el
turno para hablar—¿Entonces porque traernos?
—Primero, la idea de tenerlas a todas juntas en una
sola historia me ha estado volviendo loca desde hace años, tenía que
escribirlo, debía escribirlo y segundo, esta es la manera más entretenida de
quitar un bloqueo de escritora.
—¿Bloqueo de escritora?— pregunto Aimee.
—Sip, básicamente, pero bueno se nos está acabando
el tiempo, necesito volver a escribir otras cosas, fue un gusto hablar con
ustedes un rato, gracias por ayudarme a quitarme este bloqueo de la cabeza— les
dije mientras saltaba del asiento y me quedaba de pie frente a ellas— ¡Gracias
por todo!— mientras hablaba las vi desaparecer de a poco, su formas
desapareciendo en el aire, al igual que
yo desaparecía de aquel espacio blanco y hacia afuera de la computadora.
Ahora me encontraba en mi asiento acolchonado,
frente a mi escritorio con una sonrisa en el rostro, ellas habían vuelto a sus
historias mientras yo volvía a la mía.
Después de todo, la vida es una gran historia.
Espero que les gustara:D